martes, 24 de septiembre de 2013

Cuando el evento va mal antes del evento

He leído este post en un blog en inglés sobre organización de eventos y me ha parecido que podemos aprender mucho de esta experiencia a la hora de organizar nuestros eventos ¿No creeis? A continuación va mi traducción. Espero que os interese y cualquier comentario me decís. 



Cogí el folleto del tablón de anuncios de la inmobiliaria en la que trabajo. Me pareció interesante acudir a un seminario de unas horas sobre créditos hipotecarios para padres solteros. Definitivamente, algo útil en mi negocio. Copié la dirección de la web y volví a la mesa para reservar plaza.

Estaba claro que no se habían esmerado mucho en la creación de la página web, pero sólo era un evento, por lo que no me incomodó demasiado. Aunque sí lo bastante como para no querer usar mi tarjeta de crédito en la web y llamé al número de atención al cliente que se facilitaba en la misma. Mi llamada acabó en un buzón de voz. Yo también uso uno, por lo que no fue molestia. Dejé mis datos y el motivo de mi llamada, que era para saber dónde podía comprar la entrada. No me llamaron ese día, por lo que al día siguiente volví a llamar. Me volvió a salir el mismo contestador automático. Dejé otro mensaje y dije que era mi segunda llamada. Al día siguiente me llamaron. Yo ya estaba molesto, porque en mi sector, contestar rápido al cliente potencial es la norma. 

La persona que me llamó quería que hiciese el pedido online. Me explicó que así mis datos se incluirían de forma automática en la base de datos para imprimir mi pase, que estaría esperándome en la puerta del evento. Sonaba razonable, pero no me sentía cómodo. Sólo costaba 40 USD, por lo que compré una visa prepago e hice el pedido. Apareció un mensaje en la pantalla notificándome que habían recibido mi pago, pero no podía imprimir un justificante. Necesitaba un recibo para este gasto. Ahora sí que estaba enfadado. 

La noche en que se celebraba el seminario estaba muy nervioso. No era tanto por el importe, sino porque no paraba de pensar en las cosas que podía haber hecho esa tarde, si el seminario era una pérdida de tiempo. Había una chica en la entrada en una mesa llena de filas y filas de pases. Le dije mi nombre para que me diera el mío. Se me aceleró el corazón cuando me dijo que no parecía haber ningún pase a mi nombre. Tuve suerte y vi un pase con mi nombre y apellidos cambiados. Se lo dije a la chica, que me lo dio diciendo, “Otro pase al revés, lo siento mucho.” 

Volví a entrar en la web desde mi teléfono, para confirmar que había escrito el nombre y los apellidos en los apartados correspondientes. Me sonreí pensando que cualquiera que tuviera su nombre bien escrito en el pase era porque había rellenado mal el formulario, sin apenas leerlo. Me aseguré de coger sus tarjetas. Después de todo, si tenía que tratar con ellos durante la venta de una casa, es bueno saber que realmente no leen los documentos que cumplimentan. 

El seminario fue muy interesante. Sin embargo, no he vuelto a ningún seminario organizado por esa empresa. Bastante complicada es ya mi vida como para pagarle a alguien para que la complique aún más. 

Firmado: El asistente.

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